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Gorosta

En otra época, Mandiola y Gorosta conformaban un solo barrio, bajo la denominación de Akondia. Desde hace tiempo, sin embargo, se dividen en dos, y Gorosta Ballia está compuesto por las tierras y caseríos que se encuentran en el barranco de la regata del mismo nombre y por los montes Akondia y Garagoiti. La excepción son los caseríos de la zona de Mugitza, que a pesar de estar en el barranco de Gorosta forman parte de Arrate Ballea. En total, Gorosta tiene 348,030 hectáreas; es el menor de los cinco barrios de Eibar. Tiene la mitad de tamaño que Otaola Ballia.

Gorosta

A pesar de todo, el número de caseríos es significativo, y el barrio ha llegado a conocer hasta 41 caseríos, y no unos caseríos cualquiera. Algunos de ellos han tenido una enorme importancia e influencia en las vicisitudes de nuestra localidad. De los caseríos Eskaregi, Altzu y Zezeil, entre otros, han salido infinidad de secretarios, sacerdotes, regidores y alcaldes de la historia de Eibar. Estos últimos años, sin embargo, el número de caseríos ha disminuido considerablemente, y hoy en día solo quedan 23 en este barrio. Otros seis (Azitain, Gorostaabeletxe, Akartegieta...) han sido reconvertidos en casas o chabolas, y otros doce (Bizkartegi, Altzu, Ametzaga, Magdala, Txarakoa...) están en ruinas o han desaparecido para siempre.

Como en el resto de barrios de Eibar, también en Gorosta hasta mediados del siglo pasado los productos que más se cultivaron fueron el trigo y el maíz. Según consta claramente en el listado de caseríos de 1812, en todos ellos se cultivaban el trigo y el maíz, además de hortalizas (legumbres, alubias, patatas…). Aquel año, los caseríos que más fanegas recolectaron fueron dos que actualmente se encuentran deshabitados: Akartegieta y Altzu. El primero produjo 60 fanegas de trigo y maíz; el segundo, 70. ¡Qué pena da verlos hoy medio derruidos!

Con el transcurso de los años, ha cambiado completamente la fisonomía de los huertos y campos. Hoy en día, no se puede encontrar ni un grano de trigo en los caseríos de Eibar, y de maíz, cada vez es más difícil. El pino es el que manda ahora, y en Gorosta tampoco escasea. El que durante tantos años y siglos fuera el corazón del barrio, Eskaregierrota, también está cogido por las zarzas desde hace tiempo. De todas formas, la mayoría de los caseríos de Gorosta Ballia funcionan, y todavía son abundantes el ganado y los campos, y, si nos fijamos bien, también podremos observar pequeños robledales, alisales y hayedos. Subiendo por Orbe y Biriñao, Gorosta es un lugar magnífico para pasar la tarde.

Los caseríos del valle

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