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2.- Casco antiguo

Desde el palacio de Markeskua, descenderemos la calle Isasi y pararemos durante un instante junto a la panadería Lizarralde (Isasi, 4) para ver la inscripción tallada sobre la puerta. Se trata del anagrama de Jesus (IHS), y junto a la inscrpción, la cruz de San Andrés. De allí nos dirigiremos hacia Plaza Berria, junto a la parroquia de San Andrés, punto que aprovecharemos para hablar brevemente de la antigua villa amurallada. Eibar nació en 1346, cuando Alfonso XI le otorgó la Carta Puebla en Jaen. Así nació nuestra ciudad, primeramente con el nombre de "Villanueva de San Andres de Heybar", aunque muy pronto se olvidó de ese nombre impuesto para seguir con el que siempre tuvo, ha tenido y tendrá.

La villa medieval se construyó en torno a la iglesia de San Andrés, lugar estratégico, sobre una loma y rodeado por un meandro del río Ego, lo que facilitaba su defensa. Originariamente formada por una única calle, poco a poco la villa fue ampliando su extensión, y durante los siglos XV-XVI estaba formada por las calles Barrenkale, Elgetakale (o Erdikokale) y Txuriokale (hoy Txiriokale). Disponía de dos entradas principales: los viajantes que llegaban desde Vizcaya entraban al pueblo por la puerta de Ulsaga (hoy en día calle Calbetón), y los que llegaban del este por la puerta de Ibarra (hoy calle Errebal). También había otra tercera puerta, en la parte superior de Elgetakale, que llevaba hacia Elgeta y Bergara, y desde allí hacia Vitoria-Gasteiz. Una cuarta y última salida, mucho menos importante y posterior en el tiempo, se abría bajo la iglesia, para cruzar el puente de Ardantza y dirigirse hacia el norte.

La fuerza de los años, y sobre todo los dos tremendos incendios que ha sufrido (en 1794 fue arrasado por los franceses, y el 24 de abril de 1937 volvió a arder toda la zona centro), han hecho que hoy en día quede muy poco del Eibar medieval. La parroquia de San Andrés y algunas casas de la calle Txiriokale son lo poco que nos queda para intentar imaginar el Eibar de entremuros de aquella época.

 


 

Dibujo: Javier Unzetabarrenetxea (Archivo municipal de Eibar)

 

 

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