El escudo de la antigua escuela rural de Santakrutz será restaurado junto a una antigua placa del callejero municipal

Tras la renovación de toda la zona de Txaltxazelai en Eibar, se colocó en la parte superior del jardín que representa la cruz de San Andrés el escudo de cemento que se retiró de la fachada de la Escuela de Santakrutz en 1995, y que contiene el antiguo escudo del territorio guipuzcoano y el escudo de Eibar del tiempo de la República. Dicho elemento estaba guardado en el almacén de la Brigada Municipal, puesto que hace un tiempo, en un acto de vandalismo, se sacó del soporte y se le causaron graves desperfectos.  

El proyecto de las Escuelas de Santakrutz lo realizó en 1928 el arquitecto municipal Urbano Manchobas Careaga a solicitud de los vecinos de los barrios de Mandiola y Gorosta,  y las obras fueron llevadas a cabo, al amparo de la Diputación de Gipuzkoa, entre 1933 y 1934. Ese mismo año empezaron a impartirse los primeros cursos en el edificio. Durante la Guerra Civil el frente se estabilizó durante un tiempo en esa zona y las escuelas fueron destruidas. Su reconstrucción se llevó a cabo en 1942 y las escuelas continuaron hasta el año 1965.

Dado el interés histórico del elemento, las obras de restauración comenzarán a finales de enero. El escudo es de cemento, mide 115 x 82 x 13 y pesa unos 30 kilos. La restauración consiste en la limpieza, fijación y saneado y en la cobertura de la red metálica que tiene a la vista, recuperación de volúmenes, rellenado de huecos e integración cromática, así como una capa final de protección.

También se restaurará una antigua placa de hierro del callejero eibarrés con el nombre de  Victor Sarasqueta. En octubre de 1930, el Ayuntamiento de Eibar cambió la denominación de la calle, llamada hasta entonces Grabadores, por la de Victor Sarasqueta y, mediante acuerdo plenario de 1979 se decidió adaptar el nombre a la grafía vasca (Bittor Sarasketa).  

La Comisión Ego Ibarra ha acordado  proceder al proceso de restauración de dichos elementos por su valor histórico y por conservar elementos físicos que evoquen trazos de nuestra historia.