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El centenario de la Escuela de Armería: aquellos inicios.

25/01/2012
La Escuela de Armería de Eibar cumplirá 100 años este año; por ello, rememoramos la sesión del Pleno municipal del 1 de julio de 1912, germen del proyecto, y la colocación de la primera piedra del edificio.

Foto: Guregipuzkoa.net

El 1 de julio de 1912 un grupo de concejales abanderados por Pedro Goenaga,  presentaron una moción para la implantación en Eibar de una Escuela de Armería, Dibujo, Artes y Oficios que fuera al mismo tiempo Exposición permanente de productos de la villa, Museo de Armería y Sección de modelos de armas de fabricación extranjera no explotadas. El objeto de la misma era “asegurar la prosperidad industrial de la villa, única base en que puede asentar su bienestar moral y material, creando obreros aptos que perfeccionen la industria”.

Goenaga y los firmantes de la moción, Mendizábal, Erquiaga, Muguerza, Astigarraga e Iriondo, más el alcalde, Nemesio Astaburuaga, se constituyeron en Comisión encargada de impulsar la idea. Al poco tiempo consiguieron interesar en el proyecto al exministro Fermín Calbetón.

El día de Reyes de 1913 se colocaba la primera piedra del que iba a ser el edificio de la nueva Escuela de Armería con la asistencia de Calbetón, auténtico padrino del centro que había conseguido el apoyo y las subvenciones de distintas instituciones (estado, Diputación…). Aunque el Ayuntamiento de Eibar era quien mas aportaba, en el Patronato de la misma había representantes del estado, de la Diputación, de los pueblos vecinos con intereses armeros y también de patronos y obreros.

El entusiasmo generado por el proyecto era tal que, de hecho, la primera piedra se colocó una semana antes de que saliesen a subasta las obras para construir el edificio; mientras tanto, las clases empezaron a darse en las aulas de las Escuelas del frontón antiguo. Las prisas trajeron complicaciones: en primer lugar, problemas con los terrenos del emplazamiento original –en la carretera de Elgeta, cerca de la Plaza de Toros–, hasta que, al final,  tras una permuta, se acometieron las obras en el actual emplazamiento, al final de la cuesta de Isasi.

Goenaga y sus compañeros de Corporación supieron captar las necesidades del momento y acertaron de pleno. Ese fue el génesis de la Escuela apadrinada por Calbetón, reflejo y espejo de aquella Ecole d’Armerie de Lieja que el eibarrés Goenaga visitó en 1910.  

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