La Guerra de la Convención, la destrucción de Eibar, y el guerrillero "Marruko"
"Atzo goizeko ipuinak", Jose Antonio y Martin Azpilikueta
La Convención Nacional de Francia llevó al rey Luis XVI a la guillotina el 21 de enero de 1793. A raíz de aquel hecho, el gobierno revolucionario francés y la monarquía española rompieron relaciones, y España se unió a Inglaterra en la lucha contra la Francia revolucionaria. El 7 de marzo, Francia declaró la guerra a España.
En ese contexto, en febrero de 1793, la Diputación de Gipuzkoa pidió a los ayuntamientos que preparasen y enviasen tropas. En Eibar se formaron tres compañías y en mayo salieron hacia el frente. En junio se hicieron rogativas en la parroquia pidiendo que la gente saliera con vida de la guerra. El miedo a la invasión francesa era palpable, y en octubre se decidió traer pólvora y un quintal de balas, y se pidió a los eibarreses y eibarresas que tuviesen una escopeta o fusil a mano, por lo que pudiera pasar. En junio de 1794 partió otra compañía al frente, en la que también iba una mujer, Maria Ana de Arregui, dedicada a limpiar la ropa de los soldados. A finales de julio los franceses entraron en Navarra y tomaron la zona del Baztan. En agosto, llegaron a Fuenterrabía.
En Gipuzkoa corrió el rumor de que la Diputación estaba en tratos con los franceses. Por ello, el 21 de agosto, se reunió el Concejo de Eibar y acordó segregarse de Gipuzkoa y solicitar su incorporación en Bizkaia: "Acordaron protestar en contra de tal unión y segregarse de ella (Gipuzkoa), ofreciéndole en cambio al Señor de Vizcaya unirse a su Señorío para defenderse contra el invasor, obligándose á satisfacer los mismos tributos y obtener iguales derechos que los naturales de Vizcaya". (Pedro Sarasqueta, Monografía).
El 29 de agosto las tropas francesas ya estaban en los montes de Eibar y Ermua. Los eibarreses les hicieron frente, pero eran muy pocos para poder defenderse. Los soldados entraron en Eibar a la una y media: robaron en casas e iglesias; violaron mujeres; mataron y fusilaron… En total hubo doce fallecidos. Y, además, provocaron un gran incendio: se quemaron 116 casas. (Libro de Sarasqueta, 33-34).
La guerra terminó en julio de 1795, y Eibar fue uno de los pueblos que más daños sufrió; los eibarreses y eibarresas, a la vuelta de la guerra, no tenían casa donde vivir, ni taller ni herramientas para trabajar. Todo quedó destruido, y tuvieron que pedir ayuda para levantar la villa, tanto a los eibarreses ricos que vivían en España, como a los que vivían en ultramar, e incluso al Rey.
Entre toda esas desgracias hay que mencionar a un héroe popular de la época; se trata del guerrillero de 22 años apodado “Marruko”. P. Sarasqueta en su Monografía relata diversas hazañas del personaje recopiladas por tradición oral (“Al pasarnos por lo tanto sin el documento escrito, lo sustituiremos por el viviente”). En una de las ocasiones, estaban los franceses bailando un aurresku a su manera delante del Consejo, y cuando “Marruko” tuvo conocimiento del hecho, bajó del monte , y con un tiro mató a siete soldados. Según cuenta la leyenda, antes de pegar el tiro, lanzó un irrintzi. Así lo cuenta Sarasketa: "Apoyó Marruko la culata de su enorme trabuco sobre el muslo derecho, y lanzó al aire un irrintzi de guerra que fué ahogado seguidamente por el estampido de un trabucazo formidable, cuya metralla, repartida en forma de abanico, fuè á incrustarse en los cuerpos de los soldados".
Tiempos difíciles por los que pasó Eibar.
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