Mendiguren y Zarraua - Arragueta
El proyecto era obra de Raimundo Alberdi y Abaunz, que trabajaba en compañía de su aparejador habitual, Francisco Aizpurua, y contemplaba un edificio en forma de L, ceñida a la dicha esquina, con estructura de hormigón armado y 8 alturas. El sótano, la planta baja, y la primera planta eran para el taller, incluidas las oficinas, ocupando una extensión de unos 900 metros cuadrados cada altura.
Por encima de estas, las cinco alturas dedicadas a vivienda ocupaban la mitad oeste del espacio. La planta baja y primera tenían una cubierta a base de falso sillar y esquina achaflanada. En contraste, en los pisos de viviendas el balcón que rodeaba toda la fachada con sus antepechos de hormigón masa, adoptaba una forma curva. El último piso se remataba con una cubierta de teja curva.
Ni diez años después de concluida la obra, el éxito comercial de Mendiguren y Zarraua obligó a expandir la nave industrial tanto hacia arriba –se añadieron 3 pisos más al taller en 1953, con proyecto de Joaquín Domínguez Elósegui–, como hacia los lados, –Aristegui y Martínez Anido firmaban en 1957 un proyecto de expansión que cubría la mitad del ancho del río Ego lindante por la fachada sur.
Ese mismo éxito comercial acabaría llevando a Mendiguren y Zarraua, como a otras firmas eibarresas emblemáticas, a abandonar el casco urbano, y el mismo término municipal en busca de naves aún más amplias donde poder continuar creciendo. Del proyecto original de una casa de vecindad y pabellón industrial, sólo la casa de vecindad conserva su función. Las naves industriales dejaron paso a edificios administrativos.
Fuente: Archivo Municipal de Eibar: 6861.72 -6864.30-6877.05-6888.06-6900.04
Foto: Iñigo Artamendi
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