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Ayuntamiento

La idea de dotar a Eibar de una nueva Casa Consistorial venía barajándose al menos desde 1870, cuando, siendo Félix Guisasola alcalde, se empezaron a recibir quejas del mal estado en el que se encontraba la anterior Casa Consistorial, o "Konzejokua".

Ayuntamiento de EibarNo fue hasta 1899 que el proyecto de dotar al consistorio armero de un nuevo asiento fue tomando forma definitiva. El nuevo edificio doblaría las dimensiones del viejo "Kontzejokua", y, para dar espacio a los 43,80 metros de largo y 33,30 de fondo del  no parecía quedar otra opción que desplazarlo hacia el exterior del primitivo núcleo urbano vertebrado alrededor de la iglesia de San Andrés.

El traslado presentaba la dificultad administrativa de conseguir el permiso para el derribo de la Casa Real, suerte de primitivo edificio multiuso -era Oficina de Correos y Telégrafos, Juzgado Municipal y Registro Civil, además de cuartel de la Guardia Civil- que ocupaba parte del vecino terreno, sino también la técnica de tener que cubrir el río para hacer sitio al nuevo polo ciudadano.

El proyecto que debía ocupar el espacio así creado, del arquitecto donostiarra Ramón Cortazar, preveía un edificio en tres plantas, con basamentos de sillería y un frente porticado. Su principal acierto, al decir de los entendidos, fue aunar una discreta monumentalidad, propia de un palacio italiano -que ahora nos parece renacentista pero que en origen tiraba más a barroco-, con los rasgos clásicos del ayuntamiento vasco del entorno, principalmente los arkupes, o arcadas.

Los eibarreses inauguraron el nuevo edificio el 14 de septiembre de 1901, con unos fastos a la altura de la construcción: concurso de orfeones, exposición de productos industriales locales y banquete.

El trazado interior del Ayuntamiento  ha sufrido diversas vicisitudes. El edificio inaugurado en 1901 tenía forma de U y su lado abierto, el que ahora da a la vía, estaba cerrado por un pequeño porche de madera que no se convirtió en la fachada que conocemos hasta 1961, formándose entonces un patio interior, que fue cubierto en 1975 para crear una sala de exposiciones.

El hecho es que si reuniésemos a cuatro eibarreses de cuatro generaciones distintas, cada uno describiría una distribución diferente del edificio. En el proyecto original, el piso inferior lo ocupaban sendas escuelas, la policía y el local de la oficina de obras. La segunda planta era la auténtica planta noble, como ya apunta la escalinata de acceso y el lujo de entarimados y vidrieras. Esta es la parte que se ha conservado más fiel al original.

En la tercera planta había sendas habitaciones, equipadas con cocina, que como parte de su estipendio se asignaban al secretario, tesorero, tres maestros y un conserje del Ayuntamiento, y aún quedaban otras dos viviendas que este alquilaba. Esa disposición, se ha ido alterando a lo largo de más de un siglo para dar cabida a aulas de dibujo, cárceles, cuarteles, una biblioteca municipal, capillas, y, naturalmente, dependencias administrativas de todo tipo en una distribución siempre cambiante.

 Desde su solar privilegiado, el Ayuntamiento ha sido testigo mudo y muchas veces palestra improvisada del devenir de nuestra historia, como demuestran los sillares de su fachada, que siguen conservando altaneros las cicatrices de las dentelladas de la metralla del 36.  Continúa siendo la pieza a partir de la cual se despliega el conjunto de la plaza de Unzaga, centro y corazón que vertebra el pueblo.

Fuente: Archivo Municipal de Eibar: C5 18.3

Foto: Iñigo Artamendi

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