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Ego Ibarra 2014. Traducida la correspondencia que mantenían en esperanto Santiago Arizmendiarrieta y Toribio Etxebarria.

02/10/2014
El fondo del eibarrés Santiago Arizmendiarrieta (1903-1977) que actualmente está siendo clasificado por Ego Ibarra, contiene, entre muchos otros escritos, 47 extensas cartas en esperanto que han sido traducidas al euskera por el traductor Aitor Arana.

Carta escrita en esperanto por Santiago Arizmendiarrieta a Toribio Etxebarria (Fecha: 10-03-1957).

Toribio Etxebarria, en su obra Viaje por el país de los recuerdos, rememora la creación del grupo esperantista eibarrés y recalca la figura del primer maestro de esperanto de Eibar:

"Algunos asiduos de la biblioteca del Centro Obrero formamos un grupo esperantista. Nos dio algunas lecciones .../... el maestro nacional de una de las escuelas de Eibar, don Antonio de la Torre en una dependencia del Concejo Viejo (Ayuntamiento). Nosotros teníamos corresponsales en distintos países del continente europeo y yo personalmente me escribía con esperantistas de Rusia, Austria, Hungría, Alemania, Inglaterra e Italia.

Después, con el tiempo, Toribio Etxebarria impartió clases de esperanto pero, al final, su alumno y amigo Santiago Arizmendiarrieta aventajó y superó al maestro en el conocimiento de la lengua creada por Zamenhof; dió lecciones en el Club Deportivo de Eibar y era habitual que acudiera a reuniones y a congresos de Esperanto (Oviedo, Bilbao, la Universala Kongreso de Madrid en el  1968)

En julio de este año, Ego Ibarra encargó la traducción del citado epistolario al traductor Aitor Arana. En una de las cartas dirigida a Toribio Etxebarria –de la que reproducimos la primera página original y su traducción al euskera-, fechada el 10 de marzo de 1957, Santiago Arizmendiarrieta le dice que puede responderle en euskera, en español o en esperanto, pero que él está empeñado es escribir sobre cualquier cuestión en esa última lengua a pesar de saber que nunca llegará a la perfección; que confía en que su interlocutor pueda entenderle a pesar de las faltas que pueda cometer.

También se lamenta de la falta de tiempo por no poder traducir artículos que le resultan de sumo interés y que, como también tiene que redactar lo que Toribio llama “recuerdos de guerra”, aprovecha los domingos para encerrarse en los locales del Club Deportivo a pesar del buen tiempo de aquel soleado febrero del 57 que propiciaba que los eibarreses paseasen por Usartza, Arrate, Kalamua y otros montes de los alrededores.

El loable trabajo de traducción de Aitor Arana nos traslada a un tiempo en el que las cartas eran poso de reflexión y, a la vez, reflejo de una exquisita educación que se trasluce formalmente en los textos.

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