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La escultura de la Virgen de Arrate claro ejemplo de la imaginería mariana de la Edad Media

06/09/2024
El 8 de septiembre, una vez más, celebraremos la fiesta de Arrate en honor a nuestra patrona favorita. Todos conocemos la figura de la Virgen de Arrate, pero en esta ocasión profundizaremos en su valor artístico.

La imagen de la Virgen de Arrate es una escultura policromada de madera, vacía por detrás, de principios del siglo XIV, de estilo románico-gótico. Se encuentra en el centro del retablo de la iglesia sobre una peana y representa a la virgen entronada. En la mano derecha tiene el fruto y sobre la pierna izquierda está sentado el niño Jesús. El niño sostiene el libro en una mano y, plenamente consciente de su divinidad, con la otra bendice.

Esta escultura es un claro ejemplo de la iconografía de la época, ya que este tipo de imágenes eran muy habituales. Fue en el románico tardío donde se comenzó a trabajar este tema y en el gótico adquirió mucho protagonismo. Una de las formas más apreciadas de la escultura mariana del románico es la que representa a la virgen sentada con el niño en su regazo, indicando que María es considerada la sede de la divinidad. En el gótico, en comparación con la época anterior, se comenzó a trabajar las esculturas con más naturalidad, se “humanizaban”, profundizando así en la relación madre-hijo.

Esta escultura ha sufrido diversas modificaciones. Por ejemplo, con la moda de colocar los mantos, se modificó la posición del niño Jesús y de la mano derecha. En la actualidad ha recuperado su forma original.

En el año 2007 se llevó a cabo la restauración de la misma en el Taller CM de Arrasate ya que se encontraba en muy mal estado. El trabajo realizado ese año tuvo como principal objetivo la conservación de la obra de arte en su conjunto, evitando profundas restauraciones que perjudicasen los materiales originales.

La Virgen de Arrate podría ser la primera nombrada como Inmaculada Concepción en Guipúzcoa y probablemente en el País Vasco. Recibe culto desde mediados del siglo XIII, y claro ejemplo de la importancia que tiene en Eibar y alrededores es la alta repercusión que ha tenido en el folklore vasco, siendo protagonista de abundantes canciones populares.

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