La V de la autopista de Txonta, una gran operación de ingeniería “única en Europa”.
"Atzo goizeko ipuinak", Jose Antonio Azpilikueta
Para salvar la vaguada de Txonta, un barrio poblado por un gran número de edificios industriales y residenciales, se construyó un puente de 237 metros de longitud, con una curva de 500 metros de radio. Las dos grandes pilastras, construidas verticalmente in situ, paralelas entre sí que, sobre sendas rótulas de giro, fueron separándose lentamente el día 9 de abril de 1972 mediante un complicado sistema de ingeniería, hasta lograr que en la parte superior hubiera una distancia de 18 metros entre ellas y quedase la V final.
Esa fue la solución ideada por el ingeniero de caminos Ginés Aparicio (PDF) para levantar el viaducto en una zona en la que no se podía adoptar otro tipo de solución por la densidad del barrio, por la difícil orografía y por la curvatura de la autopista ante la imposibilidad de hacer un tramo recto por los grandes movimientos de tierras que hubiera requerido.
La autopista Bilbao-Behobia fue adjudicada el 14 de marzo de 1968 a la sociedad concesionaria Europistas, cuyos socios eran Ferrovial SA, John Laing Construction Limited y Societé d’Entreprises CFE, con la participación de dos bancos y cinco cajas de ahorro.
En la parte correspondiente al tramo de Eibar se derribaron, entre otras edificaciones, la escuela de Maltzaga, los caseríos Iparragirre, Kaskarrengoa, Katalangua, Tutulu, y Urkigoena, así como las casas de Txatxineñekua y la desaparecieron definitivamente las ruinas de la ermita de San Lorenzo de Urki. Todo ello, para construir lo que en su día se calificó como una “obra de Titanes”.
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