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Raketistas, ciclistas, montañeras… las mujeres eibarresas siempre han sido grandes deportistas

07/03/2025
En Eibar ha habido (y hay) muchas mujeres deportistas. En este artículo queremos hacer un reconocimiento a algunas de ellas: Maria Magunacelaya, Luciana Larreategi y Eugenia Iriondo.

Mujeres deportistas

Sabemos que las mujeres de Eibar han sido imprescindibles para la evolución de la localidad. Trabajaron incansablemente en sus casas, empresas o en las zonas rurales, y , como no, también fueron grandes deportistas. 

Son muchas las mujeres eibarresas que han sido significativas en el deporte, hoy mencionaremos a tres de ellas:

MARIA MAGUNAZELAIA (ciclista)

La hija mayor de Juan Domingo Magunazelaia y Josefa Loroño, Maria Magunazelaia Loroño nació en Ermua en 1904. Su padre murió en 1914 y su madre tuvo que mudarse a Eibar con sus tres hijos.

Cuando era joven, Maria empezó a trabajar en la fábrica alemana Thieme-Edeler en Matxaria, donde fabricaba cartuchos de escopetas. Fue en esa época cuando comenzó a practicar deporte, y sus dos aficiones eran: la montaña y el ciclismo. Al parecer, entre 1925 y 1930 utilizaba la bicicleta de su hermano, marca GAC. Tenemos que tener en cuenta que en esa época muy pocas mujeres practicaban el ciclismo, y Maria fue pionera de muchas; participó en varias carreras ciclistas de Gipuzkoa y
Bizkaia, y ganó alguna de ellas.

Se casó con el corredor eibarrés Angel Markano y tuvieron un único hijo: Roberto Markano Magunazelaia. En 1929, siendo madre, compitió en Elorrio y se hizo con la txapela de Bizkaia, por delante de todos los hombres participantes. Le dieron como premio el trofeo y un anillo de oro que guardaría siempre. Fue el mismo año cuando Indalecio Ojanguren le hizo el famoso retrato. Junto a la montañera Luciana Larreategi figura como vocal de la directiva de Club Deportivo de Eibar en los libros de actas de 1934.

Su hijo, Roberto, fue uno de los niños de la guerra, que tuvo que exiliarse a Rusia. El marido de Maria fue fusilado en Santander tras permanecer en la prisión de Santoña, y pasado un tiempo, conoció al que sería su compañero, Miguel Fernandez, que también quedo viudo y tenía 2 hijas. Roberto, hijo de Maria, tras 20 años en Rusia, regresó a Eibar, desde donde se trasladó a Madrid. Más tarde, la propia Maria, se mudó a Madrid para vivir con su hijo y la familia de este. Murió en el año 2000, a los 96 años.

LUCIANA LARREATEGI (montañera)

Luciana Larreategi nació en 1912 en la calle Ardantza. Tras estudiar en la escuela del Ayuntamiento, aprendió a grabar con Jacinto Olabe y trabajó como grabadora hasta que se casó con 29 años y empezó a trabajar en Alfa. Le tocó vivir de pleno la II. República y la Guerra Civil del 36. Fue Luciana quien damasquinó la famosa pistola regalada a Niceto Alcalá Zamora.

De su padre heredó su afición por la montaña. De niña iba todos los domingos con él al monte: Anboto, Galdaramiño, Arrate, Akondia, Urko… Cuando era joven solía ir al monte en grupo, acompañada por Teresa Etxeberria, Luisa Ugalde o Felisa Eiz.

La propia Luciana, en Eibartarren Ahotan, recuerda como era un día de ruta hacia Anboto. Partían a la 06:00 de la mañana hacia Zaldibar y desde allí se dirigían a la punta de Anboto. Después iban a Urkiolamendi y Urkiola, para terminar en Durango. Cuenta que bailaban un par de canciones y a las 19:30 volvían a casa en tren.

También recuerda a Karmen Iza “Txitxia”, la que fuera pionera de la mujeres montañeras y al parecer, fue la primera mujer en formar parte del Club Deportivo de Eibar. Luciana siguió los pasos de Carmen y, junto con Maria Magunazelaia, llegó a formar parte de la directiva del Club Deportivo, tal y como consta en los libros de actas de 1934.

Luciana falleció en Eibar en 2003 a los 91 años.

EUGENIA IRIONDO (raketista)

Publicada por Euskal Herria Museoa en el libro EMAKUMEA ETA EUSKAL PILOTA.
Eugenia Iriondo Astarloa fue referente de todas las raquetistas. Apodada “Eibarresa”, nació en 1901 en el Caserío Partxua. Fue la sexta hija de Fernando Iriondo Zumaran y Maria Astarloa Guisasola, y su afición por la pelota comenzó en el frontón de Arrate, donde empezó a jugar a la pelota.

Siendo adolescente, viajó a Madrid para trabajar como criada, y una vez allí, se apuntó en la escuela de raquetistas el frontón Madrid. Aunque al principio jugó como zaguera, pasado el tiempo, se convirtió en una delantera excepcional. Los corresponsales deportivos de la época decían que Eugenia era “la típica levantadora de partidos que ponía muchas ganas en el juego”. Al parecer, en un partido recibió un fuerte pelotazo en la cara, pero siguió jugando y ganó, siendo ovacionada por el público al final del partido. A los 18 años ya jugaba como profesional en Madrid, y tres años más tarde, viajó a Cuba a la inauguración del popular frontón Habana-Madrid. Regresó en 1928 y jugó en frontones como Barcelona o Sevilla.

En 1930 se casó con el pelotari Roberto Cruz Elorza y tras tener a sus hijos, dejó de jugar. Al estallar la Guerra Civil volvió a Eibar, pero tras un exilio difícil, vivió dos años en San Sebastián. Finalmente, Eugenia volvió a su tierra natal y vivió en el caserío de Arrate hasta su muerte.

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