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La industria armera

La fabricación de armas en la cuenca del Deba está muy unida a la producción ferrona. Desde sus orígenes inician el arte de forjar armas destacándose por este producto, denominando a este área como Zona Armera. Comprendida entre Placencia-Soraluze, Eibar, Elgoibar y Ermua; en menor medida también Mondragón, Elorrio y otras localidades. Sin duda será Placencia-Soraluze quien esté considerada como el punto central ya que el establecimiento de la Real Fábrica de Armas, en su localidad dota a ésta de una importancia absoluta. Ya que todas las armas fabricadas pasaban por esta Real Fábrica para ser examinadas y expedidas.

La primera noticia registrada sobre la fabricación de armas en Eibar data de 1482. El documento cita una partida de dos lombardas fabricadas en Eibar por un encargo del duque de Medina Sidonia. Como anécdota resta decir que el traslado de estos cañones desde Eibar hasta la desembocadura del Deba, se hizo mediante ochenta parejas de bueyes. Este dato sí es significativo ya que demuestra que la producción armera es anterior a esta fecha.

A lo largo del siglo XVII la industria crece considerablemente. Las guerras y los pedidos de los nobles hacían que los armeros trabajasen sin parar. En 1735, la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas interviene en el sector armero y asume la responsabilidad de esta industria con respecto a su producción y a sus sistema gremial, establecido siglos atrás. Cajeros, llaveros, cañonistas y aparejeros representaban a los cuatro gremios que formaban el eje de esta producción. Estos se encuentran sometidos bajo la tutela de la Compañía, quien por una parte fijaba todos los precios y salarios ( a veces sin ser bien aceptados) pero con la seriedad del cobro asegurado.

Sin embargo, llega un momento en el que la Compañía no puede soportar el peso gremial y quiebra siendo asumida por la Compañía de Filipinas. Aunque los intentos de ésta en un principio son eficientes no tarda en llegar al mismo fin que su antecesora y es en 1865 cuando definitivamente los gremios desaparecen dando paso al sistema capitalista. Además, las técnicas de fabricación se revolucionan debido a los avances tecnológicos y aparecen nuevos sistemas de percusión. La llave de chispa es sustituida por el pistón, la aparición de la pólvora sin humo permitió el desarrollo de mecanismos semi-automáticos y automáticos que revolucionaron la armería, y así las armas de repetición se generalizaron tras la invención del revólver.

Armería

Este paso es crucial puesto que aparecen por vez primera los talleres propiedad de los empresarios y la competencia de mercado entre los mismos. De esta manera, aparecen las firmas “Orbea Hermanos”, “Larrañaga “, “Anitua y Charola”, “Gárate y Anitua”... en Eibar. En Placencia-Soraluze es “Euscalduna” una de las más destacadas.

En un censo electoral de principios del siglo XX se observan estos datos: Eibar contaba con 1.149 armeros; Placencia-Soraluze con 257 y Elgoibar con 103.

El mercado libre se impone paulatinamente y comienzan algunos fabricantes a ofertar precios más ventajosos para el gobierno lo que repercute en ellos mismos. Y es en 1900 cuando Eibar despunta entre el resto de localidades y asciende vertiginosamente su carrera industrial.

La fabricación armera se dispara tal y como comprobamos con estos datos:

  • en 1887 se fabrican 130.000 piezas
  • en 1900, 200.000 piezas
  • en 1908, 484.000 piezas

La Primera Guerra Mundial (1914-1919) trajo gran cantidad de pedidos y a su finalización Eibar vivió una de las crisis más fuertes. Stocks almacenados que no se podían vender, aranceles americanos que impedían la exportación de armas eibarresas a Estados Unidos y la no oficialidad en la prueba de nuestras armas frente a otros países europeos, hacían que la venta fuera cada vez más difícil, creando una gran competencia en los mercados.

ArmeríaEsta situación acarreó la búsqueda de nuevos elementos aprovechando la tecnología armera. Es el período de la reconversión. De esta forma, firmas como “Gárate, Anitua y Cía”, “Beistegui Hermanos” y “Orbea Hermanos”, pasaron de fabricar arma corta a la producción de bicicletas. Otras empresas como “Alfa” prefirieron ajustarse a la máquina de coser y “Olave, Solozabal y Cía” se inclinaron por material de oficina. Se puede decir que este es el máximo ejemplo de supervivencia y transformación industrial que ha dado esta localidad frente a las adversidades.

La diversificación de productos que se producen a partir de la década de los 50 son el referente del carácter emprendedor y dinámico eibarrés.

Por otra parte, esta industria ha sufrido varias crisis de las cuales siempre ha salido diezmada aunque no aniquilada. Hacia la década de los 80 la crisis siderometalúrgica que azota a todo este sector también afecta negativamente a la industria armera. Algunas de las empresas se unificaron formando un grupo reconvertido, sin embargo aquello fracasó y una década más tarde inicia el periodo de recuperación y restablecimiento.

Hoy en día este sector es muy reducido en número aunque su producción comprende armas de caza de lujo. Las piezas fabricadas anualmente son escasas pero su calidad es excelente.

Es de destacar, que aun habiendo pasado cinco siglos desde la primera noticia de fabricación el sistema de producción de arma artesanal sigue manteniéndose casi intacto de no ser por las fases de mecanización. El resto se sigue elaborando a mano, respetando cada individuo su especialidad cañonista, culatero, basculero y montador.

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