La víspera de la proclamación de la República se implantó el “sábado inglés” en Eibar. El 13 de abril de 1931 se establecieron 44 horas semanales de trabajo en los talleres de Eibar
Republikia (Martin Azpilikueta)
El libro Viaje de Toribio Etxebarria y la obra Mis Memorias de Santiago Arizmendiarrieta reflejan el ambiente y la efervescencia de aquellos días. En “Eibartarren Ahotan” se recogen también numerosos testimonios de quienes fueron testigos directos de aquellos hechos. En aquellos días señalados, al hilo de la proclamación, se tomaron otras muchas decisiones que, entre otras cuestiones, afectaron al nomenclátor municipal: la que hasta entonces era Plaza de Alfonso XIII —la plaza de Untzaga— cambio de nombre y paso a llamarse Plaza de la República; Bidebarrieta fue rebautizada con el nombre de Capitán Galán; la calle Estación recibió el nombre de García Hernández, el militar que encabezó junto a Galán la llamada sublevación de Jaca; el Paseo San Andrés paso a denominarse calle Pablo Iglesias...
Un abril prodigo en resoluciones por parte de la Corporación eibarresa: el 18 de abril de 1931, el Ayuntamiento aprobó una moción en defensa de la autonomía vasca; el día 29, Gregorio Atxa-Orbea, el bertsolari “Orbe”, fue nombrado alcalde pedáneo de los valles rurales de Arrate y Gorosta y Eladio Guisasola alcalde pedáneo de Agiñaga. Ese mismo día el presidente de la República Alcalá-Zamora le dio el título de “Muy ejemplar ciudad” a Eibar (descargar PDF de "El Mundo Gráfico").
La administración municipal eibarresa que encabezó la histórica proclamación comenzó un camino de esperanza, de ilusión y expectación.
El dibujante ha interpretado los hechos a su buen criterio y entender.
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